La primera de ellas es que Nadal es un robot programado para ganar como lo demostró en sus primeras rondas en Indian Wells en las que pasó como aplanadora encima de sus rivales.
La segunda teoría es que tiene una conspiración ya sea con la corte celestial o con el inframundo — sólo así justificas que en cuartos de final, Nalbandian tuvo cinco match points a favor y... perdió 3-6, 7-6 (5) y 6-0. El “cordobés” lucía muy superior, hacia mucho daño con sus agresivos tiros a las esquinas y cuando la balanza parecía inclinarse a su favor, renació Nadal de las cenizas y se hundió el argentino como el Titanic.
La tercera es que Nadal es otro marciano que desciende en el desierto estadounidense, aunque contra Roddick, fue el estadounidense el que terminó verde de frustración, pues Rafa rompió su racha de 11 partidos ganados. Ni su poderoso servicio, ni la inspiración de su guapa prometida modelo de trajes de baño en las tribunas, le sirvieron a Andy en la semifinal.
La cuarta teoría y la más probable es que Nadal es, hoy por hoy y sin lugar a dudas, el mejor tenista del mundo y, si no se lesiona, no hay quien le gane. Esta teoría se ilustró en la final, en la que Nadal derrotó a Murray, quien venía a tan buen nivel que en semifinales había dispuesto de Federer.
Nadal ganó en Indian Wells su treceavo título de Masters 1000 y lo único que resta decir es: “¡Joder, vamos Rafa!”
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios